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El estrés es una reacción del organismo que permite a las personas afrontar las demandas de su entorno. Ante una situación de estrés se producen unas respuestas neurobiológicas de “autoprotección” mediadas por hormonas como la adrenalina o el cortisol, que se manifiestan como taquicardia, respiración acelerada, hipertensión, hiperalerta, etc., y que nos preparan para luchar contra la amenaza. Sin embargo, cuando esta situación se resuelve, el organismo vuelve a su estado habitual.
Cuando la situación o circunstancia estresante persiste y la persona mantiene de manera frecuente, intensa o duradera un ritmo constante de activación para poder responder a las demandas del entorno se produce el denominado estrés crónico que puede provocar consecuencias médicas significativas (trastornos cardiovasculares, respiratorios, endocrinos, gastrointestinales, etc.)
En general, la sintomatología del estrés se caracteriza principalmente por un agotamiento generalizado, a nivel físico, psicológico y conductual